Notas de la Directora
La investigadora Raquel Osborne y yo teníamos en mente hacer un documental sobre las relaciones lésbicas en prisión.
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A raíz del ofrecimiento por parte de Fefa Vila a participar en la programación cultural de “El Porvenir de la revuelta”, como parte del Madrid World Pride 2017, la idea tomó forma.
En ese momento contactamos con la investigadora Estibaliz de Miguel, autora del libro “Relaciones amorosas de las mujeres presas”, para que colaborara con nosotras y nos pusimos manos a la obra.
El proyecto documental ha tenido como punto de partida la visibilización de las relaciones sexo-afectivas entre las mujeres presas y cómo pueden servir de estrategia de supervivencia dentro de la prisión.
Había que re-construir la realidad que se vive del otro lado de los muros con los testimonios de ex-presas porque no nos permitían acceder a las cárceles. Tampoco encontramos imágenes de archivo sobre la vida cotidiana en prisión. Sólo contábamos con ¿algunas pistas? en los libros de memorias de ex presas.
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Hay un oscurantismo total con respecto a lo que Pasa dentro de las cárceles, pero no nos desanimamos.
Recorrimos kilómetros en busca de testimonios y participamos en encuentros de asociaciones de apoyo a las personas presas, espacios seguros donde se denuncia la situación en las cárceles, pero donde no se las
puede grabar ni fotografiar.
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Allí conocí los problemas de discriminación de género que sufren las mujeres cis y trans pero no encontraba personas que quisieran participar en el documental. Era lógico, las ex presas que buscábamos estaban atravesadas por un triple estigma: ser mujeres, haber estado presas y haber tenido experiencias sexuales no normativas.
Poco a poco fuimos encontrando mujeres que querían contar su experiencia e investigadoras que compartían su trabajo con nosotras. Hicimos compañeras de viaje, amigas, colegas.
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Cuando ponía la cámara frente a estas mujeres dispuestas a revivir aquella dolorosa etapa de su vida no podía pensar en elementos accesorios, planos de situación, insertos que “adornaran” sus palabras. Sus testimonios lo invadían todo.
Es extraño contraponer el silencio que reina en el exterior de las cárceles con los relatos sobre la bulliciosa vida en el interior. En estos relatos siempre aparecía el sonido de un megáfono dando órdenes desde la mañana hasta la noche. Diciendo qué hay que hacer en cada momento.